Solo agradecerte con una sonrisa limpia de corazón, por ese repelente niño Vicente, o ese muerto que no se toca, en definitiva, un estrafalario de hiper-realidad, esa triste realidad que nos hace reír y sonreír en nuestra esencia mezquina. Por dar forma junto a Maestros como Berlanga, Cuerda, trueba, etc… a tantas y tantas películas que son casi mías. Por saber mirarnos y retratarnos tal como somos en este país de picaros…
Gracias y mil gracias mas que dibujan una sonrisa eterna en tu honor.
A la memoria de Rafael Azcona
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